(Doctor y poeta chiapaneco del siglo XIX)
Cuando fríos aseguran
no sé si sabios o necios
que la vida es producto
de la sangre y los nervios,
como la chispa que brota
del oculto motor eléctrico;
que si a veces nuestra frente
ilumina el pensamiento,
es porque hay brillantes átomos
de fósforo en el cerebro;
que todos los hombres somos
máquinas de carne y huesos,
que marchamos por el mundo
al acaso y sin saberlo,
como las olas perdidas
que surcan el mar rugiendo;
que cuando la muerte viene
todo se va al cementerio,
y allí para siempre quedan
ilusiones y recuerdos
enterrados en el polvo
de la mansión de los muertos.
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