Dicen que cuando un Jaguar está alegre, los ríos, mares y lagunas, gozan con las delicias acrobáticas de sus juegos.
El cielo sonríe y el mundo transita por senderos de eterna Paz.
Sin embargo, cuando El Jaguar se enfurece, es de cuidado.
El mundo cambia, y todo se vuelve peligroso.
Hay un único motivo que hace rabiar al Jaguar: la muerte de un árbol.
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