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domingo, 2 de marzo de 2014

¿Qué es arte? 2a parte

II

Después de Kant, la forma de conocer y valorar al arte fue otra. Como se vio, Kant recupera algunos conceptos generalmente aceptados en su época, en torno a lo que es artístico. De esos conceptos aún hoy en día los consideramos vigentes y siguen en uso, expresiones como “el arte de hacer política”, en relación a una forma excelsa de cualquier actividad humana. Sin embargo, Kant sienta las bases para diferenciar cualquier actividad del arte, incluso señala la importancia de la belleza y del juicio que sobre ella se hace. Adolfo Sánchez Vázquez presenta a Kant y a los autores que le siguieron, esta vez, mayor en número que en épocas anteriores.

Hegel, la necesidad y la función:

Figuras rituales, Nuevo México. CA. 1300
Sería ridículo preguntarse si en geometría hay una extensión; en astronomía, si el sol existe. Sin embargo, incluso en el círculo de las ciencias no filosóficas, puede surgir la duda sobre la existencia de su objeto, como en la psicología experimental y en la teología propiamente dicha. Cuando estos objetos no nos son dados por los sentidos, sino que los hallamos en nosotros como hechos de conciencia, podemos preguntarnos si no son más que simples creaciones de nuestro espíritu. Así lo bello ha sido representado como no teniendo realidad fuera de nosotros mismos, sino como un sentimiento, como una fruición, como algo puramente subjetivo. (71)

[…]

El arte tiene su origen en el principio en virtud del cual el hombre es un ser que piensa, que tiene conciencia de sí; es decir, que no solamente existe, sino que existe para sí. Ser en y para sí, es reflexionar sobre sí mismo, tomarse como objeto de su propio pensamiento y por ello desenvolverse como actividad reflexiva; he aquí lo que constituye y distingue al hombre, lo que le hace espíritu. (74) […]

Tal es el principio de toda acción y saber. El arte encuentra en él su origen necesario. (75)

[…]

En una palabra, el arte crea a su designio imágenes, apariencias destinadas a representar ideas, a mostrarnos la verdad bajo formas sensibles. Por ello, tiene la virtud de remover el alma en sus más íntimas profundidades, hacerla probar goces ligados a la visión y contemplación de lo bello. (76)

[…]

Es preciso concluir que si el arte emplea en sus composiciones las formas de la naturaleza y las estudia, su fin no es reproducirlas y copiarlas. Rival de la naturaleza, como ella y aun mejor que ella, representa ideas; se sirve de sus formas como de símbolos para expresarlas; y las conforma, las rehace sobre un tipo más perfecto y puro. No en vano se llaman a sus obras creaciones del genio del hombre. (77)

[…]

El verdadero fin del arte es, por consiguiente, representar lo bello, revelar la armonía. Éste es su único destino. Cualquier otro fin, la purificación, el mejoramiento moral, la edificación, la instrucción, son accesorios o consecuencias. (80)


Freud, la fantasía y la neurosis:

Detalle de una escultura Indú, Khajuraho, ca. 950-1050
Se trata de la existencia de un camino de retorno desde la fantasía a la realidad. Este camino no es otro que el del arte. El artista es, al mismo tiempo, un introvertido próximo a la neurosis. Animado de impulsos y tendencias extraordinariamente enérgicos, quisiera conquistar honores, poder, riqueza, gloria y amor. Pero le faltan los medios para procurarse esta satisfacción y, por tanto, vuelve la espalda a la realidad, como todo hombre insatisfecho, y concentra todo su interés, y también su libido, en los deseos creados por su vida imaginativa, actitud que fácilmente puede conducirle a la neurosis. (84)


Croce, la intuición:

Intalación de Eva Hesse. 1969
Hemos identificado francamente el conocimiento intuitivo o expresivo con el hecho estético o artístico, tomando las obras de arte como ejemplos de conocimientos intuitivos y atribuyendo a éstos el carácter de aquéllas. Pero nuestra identificación tiene en contra suya un punto de vista, ampliamente aceptado también por filósofos, que considera el arte como intuición de cualidad enteramente peculiar. Admitamos (se dice) que el arte sea intuición, más la intuición no es siempre arte. La intuición artística es una especie particular, que se distingue de la intuición en general por un algo de más. (86)

[…]

Toda diferencia, pues, es cuantitativa, y, como tal, indiferente a la filosofía, scientia qualitatum. Unos tienen más aptitud que otros, más frecuente disposición que otros para expresar plenamente ciertos complejos estados de ánimo. A éstos se les llama artistas en el lenguaje corriente; algunas expresiones harto complicadas y difíciles aciertan a manifestarse con excelencia y se las llama obras de arte. Los límites de las expresiones –intuiciones que se denominan arte, con relación a las que se califican de no arte- son empíricos y es difícil definirlos. Un epigrama pertenece al arte; ¿por qué no una palabra sencilla? Un cuento pertenece al arte; ¿por qué no una simple nota de información periodística? (87) […]


Lukács, la realidad y el modelo:

Autor. Magritte. La pipa.
Esta meta consiste, en todo gran arte, en proporcionar una imagen e la realidad, en la que la oposición de fenómeno y esencia, de caso particular y ley, de inmediatez y concepto, etcétera, se resuelve de tal manera que en la impresión inmediata de la obra de arte ambos coincidan en una unidad espontánea, que ambos formen para el receptor una unidad inseparable. Lo general aparece como propiedad de lo particular y de lo singular; la esencia se hace visible y perceptible en el fenómeno; la ley se revela como causa motriz específica del caso particular expuesto especialmente. (95)

 
Maritain, el intelecto práctico:

Fotografía manipulada de Rafael Araujo. 2010
El arte es una virtud del intelecto práctico; esa virtud particular del intelecto práctico que se refiere a la creación de objetos que han de ser producidos.

Bien vemos pues hasta qué punto es esencial la relación entre arte y razón. El arte es intelectual por esencia, del mismo modo que el aroma de la rosa corresponde a la rosa, o la centella al fuego. El arte es –en la esfera del producir- una perfección intrínseca del intelecto. (106-107)