Gabriela Bustos
Me trajeron llorando. Mi madre no preguntó si lo deseaba. En el camino mantuve lucha constante con los mosquitos. Negué dormir en hamaca, bañarme a cubetazos en casa de la abuela. No les permití me alimentaran con mojarra, cazón, tortuga, pejelagarto. Freir esas bestias era cosa de asesinos. Ni pozol ni agua hervida. Odié a los borrachos, a las gordas mujeres morenas que ignoran valen algo. Luché por no contagiarme de su acento local. El mar café no merecía mi traje de baño ocean pacific. A ver, ahora ¡sáquenme del sur si pueden!
1 comentario:
Este parrafo esa padre,me gusto.
Creo que esto le sucede a todo aquel que llega a conocer y apreciar a CHiapas.
Att. Sara
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