Después de los 15,000; la cuenta sigue...

sábado, 27 de febrero de 2010

Sin salida

Gabriela Bustos

Me trajeron llorando. Mi madre no preguntó si lo deseaba. En el camino mantuve lucha constante con los mosquitos. Negué dormir en hamaca, bañarme a cubetazos en casa de la abuela. No les permití me alimentaran con mojarra, cazón, tortuga, pejelagarto. Freir esas bestias era cosa de asesinos. Ni pozol ni agua hervida. Odié a los borrachos, a las gordas mujeres morenas que ignoran valen algo. Luché por no contagiarme de su acento local. El mar café no merecía mi traje de baño ocean pacific. A ver, ahora ¡sáquenme del sur si pueden!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este parrafo esa padre,me gusto.
Creo que esto le sucede a todo aquel que llega a conocer y apreciar a CHiapas.
Att. Sara