Después de los 15,000; la cuenta sigue...

viernes, 26 de diciembre de 2014

Esperando a uno de cuarenta y tres

La espera de una bicicleta. Fotografía: Rafael Araujo. 2014.
Extraño mi bicicleta. Con ella pude acercarme a Magdalena, aquella niña de ojos negros, llenos de promesas oscuras y perversas que solía encontrar mi mirada con una sonrisa en sus labios, sí entreabiertos. Siempre provocativa.
Ella me pidió ir a Iguala, esa fatídica noche de septiembre. Ella me dijo que iba a dejar que yo pudiera conocer los secretos, que ella sería mi instructora, especialmente en el viaje de esa noche, así fue como me lo dijo.
Desgraciadamente ella no alcanzó lugar, se quedó a monitorearnos, prometió esperar nuestro regreso. El mío, pensé, sólo mi regreso.
Con un poco de tierra en mi cara y en mis labios pienso en mi bicicleta, se vuelve borrosa, se confunde con el polvo y la arena, con la eternidad...

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