Cuando el escritor coahuliense Julio Torri dio a conocer sus textos cortos, entre la poesía y la narrativa, o prosas poéticas, no se imaginaba que estaba creando un nuevo género literario, una nueva forma de narrar.
Muchos años después, escritores de otros países se dieron a la tarea de difundir esta forma narrativa, adjudicándose su creación. Sin embargo, no pudo ocultarse que la minificción, minirelato o cuentos brevísimos, se publicó por vez primera en México.
Esta manera de narrar ya tiene una tradición propia. Desde México, autores como Alfonso Reyes, Francisco Tario, Juan José Arreola, Óscar de la Borbolla o Alberto Chimal, por citar algunos, han contribuido a mantenerla viva durante todo el siglo XX y lo que va de éste.
A continuación una muestra mínima y super rápida:
"La caja de cerillas"
Genaro Estrada
Yo me siento con mi caja de cerillas, que guardo celosamente en mi chaqueta.
Cuando saco mi caja de cerillas, siento que soy un minúsculo Jehová, a cuya voluntad se hace la luz en toda mi alcoba, que un minuto antes estaba en tinieblas, como el mismo mundo, hace muchísimos años.
Carlos Díaz Dufoó (hijo)
Después de triunfar en todo y de ganar cien coronas de laurel, advirtió, con sorpresa, que no tenía una cabeza de donde colgarlas.
Max Aub
Esa hormiga odiaba aquel león. Tardó diez mil años pero se lo comió todo, poco a poco, sin que él se diera cuenta.
Francisco Tario
La evidencia y seriedad de sus sueños le divertían. La incoherencia y confusión de su vigilia le fastidiaban. Y optó, en virtud de la experiencia, por abandonar sus ocupaciones y dedicarse en alma y cuerpo a Rosita.
"Juramento"
René Avilés Fabila
Lo juro, nunca me acosté con él. Siempre hicimos el amor de pié.
"Motivo literario"
Mónica Lavín
Le escribió tantos versos, cuentos, canciones y hasta novelas que una noche, al buscar con ardor su cuerpo tibio, no encontró más que una hoja de papel entre las sábanas.
"Fer"
Adriana Azucena Rodríguez
Fernando es un niño. Como todo el mundo sabe, los niños son suaves almohadones de terror.
Pero Fernando guarda siempre una risa entre su cabello. Y esa risa a veces se convierte en carcajada. Cuando la hago sonar, el miedo sale huyendo por la ventana. El muy cobarde...