Introducción:
La danza tiene la característica de ser considerada como una manifestación artística. Y el arte, nos dice Fisher (La necesidad del arte: 15) “Es una forma de trabajo y el trabajo es una actividad peculiar de la humanidad”. Así, desde este punto de vista, la sacralidad que se la ha otorgado a toda manifestación artística vuelve al terreno de lo humano, el arte es una actividad relacionada con el trabajo. Fisher hace esta reflexión desde un enfoque marxista, pero vincula el arte a lo social y lo vincula directamente con lo económico.
Hay otras reflexiones que toman posturas diferentes. Croce (Breviario de estética: 16) considera que “…el arte es visión o intuición.” Opinión basada en la antigua idea del arte como una forma de conciencia distinta a la realidad y vinculada con la magia, la experiencia religiosa y los sueños.
Así pues, el arte tiene una significación dual, es un bien económico y una manifestación intuitiva. Como fenómeno económico el arte, y la danza, pueden abordarse desde cualquiera de las ciencias sociales o desde el arte y la filosofía (la estética).
En este módulo, el enfoque será social, se usarán conceptos relacionados con la sociología, la antropología y la etnología. Teorías que no dejan de lado el estudio del arte. Pero el arte tiene sus propias teorías, en especial cuando se consideran los elementos estéticos que lo constituyen y que vemos reflejado en el lenguaje propio de la danza, presente a pesar del enfoque social de este escrito.
La cultura y sus manifestaciones.
La palabra cultura tiene significados que van desde la cantidad de información que una persona posee, hasta la generalización utilizada para nombrar todo aquello que es derivado del conocimiento humano. Es decir, cultura se utiliza para designar a aquella persona que ha aprendido mucho y, por tanto, es “muy culto”; o se usa para decir que todo lo producido de manera humana es cultura, como las palabras, la ropa, las normas, etc.
Especialistas como Gilberto Gímenez (Teoría y análisis de la cultura: 68), se acercan a una definición de cultura más técnica y le dan un enfoque semiológico cuando afirman: “…la cultura es la acción y el efecto de ‘cultivar’ simbólicamente la naturaleza interior y exterior a la especie humana, haciéndola fructificar en complejos sistemas de signos que organizan, modelan y confieren sentido a la totalidad de las prácticas sociales.” Es decir, la cultura abarca los bienes materiales e inmateriales generados por el ser humano; los objetos y los sistemas de organización que los hacen posibles; los objetos del conocimiento y el conocimiento mismo, pero es más, también incluye las relaciones que establecen las personas para convivir, producir e intercambiar los objetos y las ideas.
Desde esta perspectiva, la danza, no importa su contexto histórico y social, contiene ese conjunto de datos que las hacen parte de un grupo social y de un momento histórico. Ello no implica que también esté presente el sentido artístico del fenómeno dancístico. Se hace danza porque nos la han enseñado, hay ahí una tradición que ha sido procesada y que tiene un sentido simbólico otorgado por el grupo social, y, además, tiene esa característica particular de producto artístico, más bello o mejor interpretado el baile.
Vale la pena insistir, no olvidemos que la danza no se presenta de manera aislada, para su representación, como para cualquier conducta humana que se desarrolla de manera social, está inmersa en un conjunto de instituciones, prácticas, hábitos, objetos y normas sociales. Estos elementos sirven como mediadores para reafirmar los sentidos simbólicos y de significación asignados a la danza que se desee observar u analizar.
Cultura y región
El enfoque simbólico de la cultura tiene la ventaja de entender cómo los fenómenos culturales permiten crear la idea de pertenencia a un grupo. Por eso Morelba Rojas (“Identidad y cultura”: 490) afirma: “La identidad se desarrolla dentro de pautas culturales e históricas, tradicionales o no, dentro de dinámicas de conflicto, con un período evolutivo propio y con un pasado y un futuro, con un conjunto de significaciones y representaciones que son relativamente permanentes.”
En ese mismo texto, Morelba explica que la identidad puede entenderse como aquello que otorga unidad a las personas. Se obtiene una identidad a través de los rasgos físicos, mentales y espirituales que nos hacen distintos de otros. Son rasgos biológicos, determinados por los genes, y son rasgos aprendidos, condicionados por un grupo social. Gímenez (89) lo dice de la siguiente manera: “…las representaciones sociales también implican la representación de sí mismo y de los grupos de pertenencia que definen la dimensión social de la identidad.”
De estos conceptos se desprende que los rasgos culturales se convierten en los símbolos de pertenencia o identitarios, entre ellos: la vestimenta, el lenguaje, las creencias, y, siempre, el espacio de origen y de habitación, es decir, el territorio. La cultura pues ofrece dos referencias que están implícitas en el fenómeno cultural: el grupo social y el espacio al que pertenecen (al que se identifican) las personas.
Para el estudio de los grupos sociales, se reconoce que el núcleo social primordial es la familia, la agrupación más representativa del constructo grupal, ahí se inicia la relación de un individuo con otro y se amplía por los lazos consanguíneos y los acuerdos entre las personas que deciden formar una nueva familia. De la familia surgen las demás categorías, entre las que destacan aquellas que tienen que ver con la nacionalidad y el grupo étnico. En casi todos los casos, el factor territorial es importante. Y a través del territorio, se crean lazos que reafirman el conjunto de símbolos de referencia que asumimos como cultura.
Algunos rasgos culturales propios de las comunidades étnicas en México están vinculados con creencias específicas. De hecho, en la mayoría de los estudios antropológicos y etnográficos realizados en comunidades indígenas mexicanas resaltan la valoración simbólica del territorio. Fenómenos como la separación de individuos de una comunidad, en el caso de las expulsiones étnicas, están relacionados con el aspecto territorial donde son válidas determinadas costumbres para el grupo social.
Al confluir aspectos legales, con otras normas de conducta, se genera una especie de meta espacio o meta territorio en el que se hace vigente la norma. Por eso, casos como el uso y control de recintos religiosos católicos, en zonas indígenas, se sujetan a varios tipos de normas en un mismo espacio: las legales que administra el Estado; las de la iglesia católica como representante de la fe; y la de las autoridades tradicionales, éstos últimos ejercen derechos que en otras circunstancias no serían permisibles.
Por eso al estudiar las regiones culturales, los rasgos culturales de los grupos de estudio no pueden ser unidimensionales. Éste es un fenómeno que se observa en distintos contextos, de manera diferenciada pero similar. Por ejemplo, en el caso de los grupos urbanos, las bandas suelen marcar el territorio en el que interactúan sus miembros, aplican normas propias que suelen ser respetadas por otros grupos e incluso por la autoridad y que, a veces, contradicen las normas legales. Es un fenómeno similar al descrito anteriormente para las etnias, con un contexto social diferente.
Para el caso del estudio de la danza, el aspecto territorial se vuelve relevante por dos razones: una, en su origen, la mayoría de las coreografías se crean en un contexto social específico y, por tanto, tienen una referencia cultural y territorial específica; por otro, la representación y el consumo del hecho dancístico se da en espacios específicos que inciden en la percepción y en su valoración. Una danza de carácter popular, no se representa en un teatro cerrado sino en un espacio abierto. Determinados ritmos coreográficos tienen una connotación cultural específica inidentificable por el espacio de representación.
Sin embargo, aunque debe reconocerse esa cualidad multidimensional del espacio, es conveniente conocer que en México, la identificación de la mayoría de los grupos sociales, a partir del estudio de la cultura, están identificados por el aspecto geográfico de ubicación. El más común, se encuentra legitimado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI). En él se observa la identificación de las etnias a partir del uso de la lengua y se concreta en su ubicación geográfica a nivel nacional, estatal y municipal. La información es consultable en la página web de esta institución. (www.inegi.org.mx)
Por último, es necesario señalar que la delimitación de un territorio, una región, implica la identificación de un límite que se conoce como frontera. En nuestros días se ha llegado a considerar que el concepto de frontera debe replantearse. A quienes estén interesados en profundizar sobre el hecho, les sugiero la lectura de Edgar C. Otálvora que puede ser consultado en la web: http://redalyc.uaemex.mx/pdf/177/17709106.pdf
Etnografía
Las manifestaciones humanas capaces de ser codificadas pueden ser estudiadas a partir de las Ciencias Sociales. Responde también a las características históricas y sociales. Pero no siempre fue así, en la época de los antiguos griegos para estudiar al hombre, su conducta y las relaciones que establece con otros seres y objetos, la filosofía era el conjunto de conocimientos aplicables. En otro momento histórico, y en otros grupos sociales, se ha analizado al hombre y a la cultura desde la religión, la magia o la filosofía.
Las ciencias sociales, nos dice Felipe Pardinas, estudian “…las conductas humanas,” (Metodología y técnicas de investigación en ciencias sociales”: 90), incluso pone énfasis en la importancia de las ciencias sociales para el estudio de las artes: “…parece evidente que la historia del arte no podrá salir o abandonar el estado puramente descriptivo o documental mientras no trate de vincular las obras de arte, los llamados estilos artísticos, las corrientes críticas, con otras conductas culturales o sociales del grupo en que tales fenómenos aparecen.” (107)
Al señalar las conductas humanas Pardinas incluye, como parte de ellas, a las relaciones que las personas mantienen con los objetos y las ideas, no sólo la forma de comportamiento establecido entre dos o más seres humanos. Por eso, el estudio de los objetos se puede realizar con un enfoque social, desde la sociología o desde la arqueología.
Cuando se enfatiza el carácter de valor cultural, cuando se observa en el hecho o en el objeto la codificación de información inherente al objeto de estudio, entonces, nos acercamos a un enfoque cultural.
La danza, como manifestación artística, es una de las artes que mayor carga social tiene. Además de que su realización implica el trabajo en grupo, su ejecución la relaciona con otras personas, distintas al grupo que la ejecuta.
Como hemos visto en el apartado anterior, las manifestaciones culturales son fenómenos que tienen vigencia temporal y territorial que les otorga una carga simbólica específica. Crea identidad al grupo que la manifiesta y es observable por otros grupos e individuos. En este sentido, la etnología ofrece un enfoque objetivista para el estudio de la cultura ya que como dice Kunz Dittmer: “La investigación etnológica depende de la capacidad de captar el ‘fenómeno extraño’ de pueblos y culturas diferentes a los propios…” (Etnología general. Formas y evolución de la cultura: 15).
Algunos elementos que la etnología busca resaltar en los grupos sociales (Dittmer: 22-24) son:
· Geografía humana
· Geografía económica
· Costumbres
· Instituciones
· Bienes culturales
· Delimitará la forma en que se presentan los hechos sociales
· La estructura de los hechos sociales
· Momento histórico en que se presentan los fenómenos estudiados
Es decir, para Dittmer, un grupo social tiene rasgos de etnia cuando se conduce tomando en consideración los elementos arriba señalados: un espacio que le da identidad, costumbre e instituciones comunes, producción y distribución de bienes a través de una estructura y forma específica para los integrantes del grupo en un tiempo delimitado-concreto. Y concluye sobre las etnias al decir que son grupos humanos “… de magnitud variable, unitarios lingüísticamente y conscientes de su existencia.” (40)
Conclusión:
La danza, como manifestación artística, es realizada por un conjunto de personas, ocasionalmente por una sola. Su estudio puede hacerse desde dos perspectivas: desde el arte y desde algún enfoque social. No puede evitarse que al hacer el estudio desde alguna de estas dos posturas, se incluyan elementos teóricos o metodológicos de la otra. Cuando el enfoque es desde el arte, el resultado de un estudio de danza, suele presentar como resultado una coreografía nueva, ya sea que modifique la coreografía objeto de estudio, o que a partir de ella se realice un ejercicio de creación. En este módulo, la línea directriz es el acercamiento al estudio de la danza para comprenderla como fenómeno cultural, producto de un conjunto de hechos sociales visibles a través de un hecho coerográfico.
Póngase como caso una danza popular, la danza de los parachicos que suele representarse por un grupo numeroso de personas en las festividades de enero en Chiapa de Corzo, Chiapas. Desde la perspectiva del campo cultural de Bourdieu, se pueden detectar los siguientes aspectos sociales que el hecho dancístico presenta como mediación:
1. Relaciones internas del grupo:
a. No existe un nivel de especialización desde el elemento artístico (coreografía), es decir, los pasos que conforman el baile son básicos y de fácil aprendizaje.
b. El espacio de representación es público y responde a una dinámica de grupos sociales dentro de una sociedad específica, con un código de comportamiento que varía de grupo social a grupo social, pero que en su conjunto aparenta uniformidad.
c. La indumentaria tiene características que evolucionan de acuerdo al nivel económico de los ejecutantes, generalmente personas que se dedican a otra actividad económica distinta a la danza, son similares a pesar de las diferencias económicas de los ejecutantes.
d. La representación está relacionada con un ritual religioso y de carácter popular.
e. Los danzantes suelen sujetarse a ciertas reglas sociales que reproducen a partir de conductas grupales relacionadas con la tradición y la costumbre, como el respeto a los mayores y a los ritos.
f. Los danzantes se relacionan con los músicos tradicionales, con los encargados de organizar las festividades y con otros danzantes, que suelen agruparse por barrio o por grupos de amistad.
2. Relaciones con otros grupos:
a. A diferencia de las relaciones internas, en la danza no se aprecian sino las relaciones que los danzantes establecen con las personas que asisten a presenciar las festividades, implica una serie de conductas previas que fueron ejecutadas por los organizadores de las festividades, por ejemplo, el cierre de calles.
b. Autoridades religiosas. A través de la danza se observa una conducta específica dentro del espacio religioso, diferente a la observada en los espacios públicos.
La misma danza, ya coreografiada, desde el ámbito artístico, se observan aspectos distintos a lo popular:
1. El grupo es una unidad social homogénea a partir de un acuerdo común, la constitución de un grupo dancístico.
2. La danza o coreografía que retoma el baile popular es sólo un elemento más en un conjunto de hechos que constituyen el ejercicio profesional del grupo.
3. La representación se efectúa en un espacio privado. Pueden asistir al sitio de representación una cantidad grande de personas pero no es un espacio al que se pueda acudir libremente en cualquier momento.
4. La agrupación tiene una estructura organizacional que permite identificar claramente el status de cada integrante.
Por último, en ambos casos, la danza es una construcción social. Mientras que la interpretación popular responde a cualidades específicas de una sociedad, relacionadas con ritos, tradiciones, costumbres y normas del grupo social; la danza desde la perspectiva coreográfica, responde a una serie de convenciones sociales, también, pero condicionadas al acuerdo de un número pequeño de personas, especializadas en la danza, que deciden conjuntarse para someterse a una disciplina específica (la danza) y formar la agrupación (conjunto dancístico, taller, academia, etc.) que es parte de una sociedad; no está relacionada con ritos y costumbres.
Fuentes consultadas:
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c. La indumentaria tiene características que evolucionan de acuerdo al nivel económico de los ejecutantes, generalmente personas que se dedican a otra actividad económica distinta a la danza, son similares a pesar de las diferencias económicas de los ejecutantes.
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b. Autoridades religiosas. A través de la danza se observa una conducta específica dentro del espacio religioso, diferente a la observada en los espacios públicos.
La misma danza, ya coreografiada, desde el ámbito artístico, se observan aspectos distintos a lo popular:
1. El grupo es una unidad social homogénea a partir de un acuerdo común, la constitución de un grupo dancístico.
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Por último, en ambos casos, la danza es una construcción social. Mientras que la interpretación popular responde a cualidades específicas de una sociedad, relacionadas con ritos, tradiciones, costumbres y normas del grupo social; la danza desde la perspectiva coreográfica, responde a una serie de convenciones sociales, también, pero condicionadas al acuerdo de un número pequeño de personas, especializadas en la danza, que deciden conjuntarse para someterse a una disciplina específica (la danza) y formar la agrupación (conjunto dancístico, taller, academia, etc.) que es parte de una sociedad; no está relacionada con ritos y costumbres.
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http://www.inegi.org.mx/