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viernes, 4 de enero de 2013

Revista Chiapas (1949-1952)

La ficción y la poesía en la revista Chiapas. Órgano oficial del Gobierno del estado de Chiapas, México.


Rafael Araujo


Antecedentes:

En la introducción al libro Sociología y cultura (Bourdieu. 1990), Néstor García Canclini señala: “Un campo existe en la medida en que uno no logra comprender una obra (un libro de economía, una escultura) sin conocer la historia del campo de producción de la obra.” (19) Esta incomprensión también indica la falta de conocimiento sobre otros elementos que Bourdieu describe en otros trabajos de carácter sociológico y que definen la estructura sistémica de cada campo, entre otros, los códigos que permiten intercambiar información sobre el campo, las relaciones que se establecen entre sus elementos y las normas que legitiman a cada uno de ellos como parte integrante del mismo.

Desde un enfoque histórico, Peter Burke opina de una manera similar: “Nuestras mentes no reflejan la realidad de manera directa. Percibimos el mundo sólo a través de una red de convenciones, esquemas y estereotipos, que varía de una cultura a otra.” (19-20) De esta manera Peter Burke le da un rol especial al aspecto cultural que a decir de varios autores[1], es un complejo sistema que codifica objetos, modos de ser, normas y otros elementos para ofrecer una sensación de pertenencia.

En esta línea de ideas, la tradición se convierte en el eje articulador de esos significados, por eso, entre otros estudiosos de la cultura, Colombres (2009) afirma: “Cultura es entonces el conjunto de valores materiales y espirituales acumulados por el hombre en el proceso de su práctica histórico-social.” (194) Una acumulación que se convierte en referencia que da significado, a la vez que construye la idea de patrimonio y sustento de la identidad.

De esta manera la reflexión con que inicia este texto permite observar que los grupos sociales necesitan un conjunto de elementos para definir un campo específico, que éste se delimita en la medida en que crea códigos específicos y que en esta construcción, la tradición es el elemento necesario para hacerlo así. Por eso, al buscar entender el fenómeno literario en Chiapas, se hace necesario conocer la tradición construida en este subcampo de la cultura.

1. 1. Una mirada al Siglo XX, a la narrativa y la poesía de Chiapas y a sus estudios.

Si la literatura de ficción y la poesía son herederas de una forma antiquísima para generar conocimiento, como dice Meletinsky en su ensayo titulado “Sociedades, culturas y hecho literario” (Angenot. 22), cuando leemos textos como El popol-vuh, estamos frente a información que nos habla de un pasado cultural específico. De esta manera, la tradición literaria de ficción y la poesía, son una forma de comprender los acontecimientos antiguos, aunque no es ésta la pretensión de este escrito. Sin embargo, la referencia nos ayuda a centrar el inicio de la tradición escrita en Chiapas: los textos derivados de la tradición oral, entre ellos, el libro citado de origen Maya.Para efectos de este texto, obviaremos más de mil quinientos años de civilización y diversidad cultural para enfocar el hecho en una circunstancia particular: durante el siglo XX, las letras nacionales vieron el auge en cantidad y calidad de escritores nacidos en Chiapas. Al hacer una revisión inicial sobre los autores nacionales que más se han escogido, a través de antologías y estudios, como representativos de la literatura mexicana del Siglo XX, puede observarse que destacan varios escritores locales (tabla 1, en los anexos de este documento).

La trascendencia de estos autores es un asunto que no está del todo explicado. ¿Cómo se da este fenómeno? ¿Cuáles son las causas que lo originan? ¿Es espontáneo? Para dar algunas respuestas, se buscaron algunos libros que pudieran dar una referencia más amplia sobre la historia reciente de la literatura de ficción y la poesía en Chiapas, para mala fortuna, son pocos los textos que se encontraron. Si hay una tradición añeja en esta rama, la de la literatura artística, no existe la correspondiente a su estudio, la crítica y la historia de este saber es escaso y cuenta con muy pocos estudios. Se pueden contar con las manos.

Uno de los libros más completos que ofrece un panorama muy general sobre la historia de la literatura local y de sus escritores es el escrito por Morales Bermmúdez bajo el título de Aproximaciones a la poesía y a la narrativa de Chiapas, publicado antes de concluir el siglo XX. Posteriormente aparece el ensayo de Malva Flores “Progenie de Ceiba” (2000) que hace una revisión de los autores que ella considera más relevantes, abarca todo el siglo XX aunque hace una excepción con el poeta y médico Rodulfo Figueroa, nacido en el siglo XIX y que diera a conocer la mayoría de su obra en ese mismo siglo.

Existen otros títulos que conforman un limitado corpus sobre la historia de la narrativa y la poesía de Chiapas. Ruiz-Pérez (23) reporta la existencia de un texto de 1953 titulado La literatura chiapaneca, escrito por Jesús Agripino Gutiérrez. Otro caso, que reproduce lo que se ha hecho sobre este tema, es la publicación de análisis poéticos o narrativos sobre generaciones y/o autores, trabajos que se han publicado en revistas como el que realizó el profesor Eliseo Mellanes Castellanos en “Perfil de la poesía en Chiapas” de 1963, en el número 9 de la revista ICACH.

Esta ausencia notable ha llevado a resaltar la necesidad de estudios históricos de la literatura de ficción y la poesía, para ello, este documento considera que el contexto social ofrece condiciones que permiten la producción y difusión de los productos artísticos, en especial, en una circunstancia que llevó a Chiapas a tener representantes literarios de la talla de Rosario Castellanos, Eraclio Zepeda Ramos, Jaime Sabines, Juan Bañuelos y Óscar Oliva por citar a los más reconocidos por la calidad en sus trabajos y que tiene continuidad con otros escritores que ya forman parte de ese concierto nacional.

1. 2. El campo de las artes en Chiapas, bajo la sombra de las políticas de Estado

Los nombres citados son personas que ya forman parte de una historia reciente; han sido catalogados como parte de una cultura local de élite, la de Chiapas, y están insertos en el ámbito nacional e internacional. Su desarrollo como artistas y su posicionamiento es el resultado de un esfuerzo encomiable que estuvo condicionado por algunas circunstancias de índole individual, y otras, de aspecto social.

Al inicio del siglo XX Chiapas era una provincia más, políticamente sujeta a la sombra del cientificismo porfiriano. La Revolución Mexicana no llegó sino a través de las noticias impresas y con el cambio de régimen, cambiaron los hombres en el poder más no las instituciones, y mucho menos, las prácticas.

El triunfo de la Revolución Mexicana trajo a Chiapas la ideología propia de un estado con enfoque social que asumió la responsabilidad de la nación y su desarrollo. Desde este enfoque, la cultura fue asumida como parte de esa responsabilidad y, por tanto, del quehacer gubernamental. Se diseñaron políticas culturales e instituciones que promovían, conservaban y divulgaban los aspectos culturales generados por los grupos o por los individuos. Es más, convirtieron las políticas culturales de preservación y promoción, en mecanismos de control social e ideológico.

En Chiapas ésta no fue la excepción. Son los gobiernos federales y estatales quienes se encargan de financiar a las artes. Es desde esta óptica que se crea el Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, en 1945, siguiendo políticas educativas nacionales. Es el Estado quien crea también las primeras empresas de corte industrial. Y al Estado le corresponde hacer caminos, escuelas y dar seguridad social, así como abrir los espacios culturales a toda la población.
A lo largo de ese siglo, en Chiapas se observa que el estado patrocina medios de comunicación propios. Ahí abre espacios de comunicación social, aunque el enfoque de éstos nos recuerda más a medios para las masas y no tanto de la sociedad. Es en estos medios que los creadores dan a conocer sus productos. No es para menos, desde el ámbito educativo se observa el impulso de las artes escritas. Periódicos como El estudiante, son espacios para que los jóvenes den a conocer sus textos.

Desde el Estado se abren espacios para la creación. En los primeros años de la década de los cuarenta surge el primer Ateneo de Ciencias y Artes de Chiapas. Años más tarde, al cerrar esa década, se refunda y logra consolidar un movimiento que se ha visto como el origen de la cultura contemporánea en la entidad.

A la sombra del Estado surgen los espacios para la publicación de los textos, y con el Estado, a través de la educación, se promueve la producción de los textos. El ambiente literario del siglo, desde sus inicios, es una producción notable de textos poéticos, narrativos y de rescate de la tradición oral. El influjo revolucionario no se queda atrás y hay una mirada importante a las leyendas y a los mitos. La búsqueda de un pasado mítico y maravilloso está presente en la prensa local a través de la publicación de la narración oral. La difusión de los textos relacionados con la tradición oral local responden a la ideología inserta en las políticas culturales nacionales que convirtieron al pasado prehispánico en el paraíso fundador de la identidad nacional.

1. 3. Los medios de comunicación y la tradición literaria en Chiapas

Los medios impresos, periódicos y revistas, se convierten en espacios propicios para dar a conocer a los escritores y a sus propuestas literarias. Al revisar la Hemeroteca Fernando Castañón Gamboa (HFCG), de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), se observa que desde el primer año de ese siglo, en la prensa estuvo presente la ficción y la poesía. Por ejemplo, en El clavel rojo, periódico impreso en Comitán, en 1901, se publicó un poema de Fernando Soria y una narración de Serafín Orando; La revista chiapaneca, una publicación de San Cristóbal de las Casas, en 1908, publica dos narraciones y dos poemas; o El Eco, un periódico semanal en Tuxtla Gutiérrez, en 1910, publica dos poemas. Estos medios son una muestra parcial de lo que sucedía en la mayoría de los impresos.

En esa revisión salta a la vista lo que acontecía en un poblado pequeño que no tiene la relevancia poblacional o económica de San Cristóbal de las Casas, o de Tuxtla Gutiérrez, aunque históricamente Comitán sí tuvo un papel preponderante en la conformación del estado chiapaneco. En Comitán la actividad periodística era importante. Por ello, no es raro que un personaje como Rosario Castellanos tuviera la influencia de un ambiente cultural que la llevó a convertirse en la figura que fue. Curiosamente, ella no publica sus primeros textos en medios comitecos. Lo hace en El estudiante un periódico tuxtleco, en 1942 (Gómez. 86)

La prensa local es un factor importante en la promoción y difusión de la narrativa, la poesía y el teatro de Chiapas. Como espacio de divulgación, la prensa escrita se convierte en el sitio donde conviven creadores de épocas y perfiles diferentes. Los escritores, a veces periodistas improvisados, son también editores y promotores culturales improvisados también. De esta manera se observa como el subcampo literario se vincula de manera estrecha con el periodistíco.

En las páginas de los periódicos y revistas están textos que vieron luz por primera, segunda y hasta por tercera vez. Además de Rosario Castellanos, en el Estudiante de 1942, también encontramos ahí a Jaime Sabines en El faraón de 1947, por ejemplo; o textos de Tomás Martínez, Rafael Alberti, León Felipe, en el ya citado El estudiante, en 1944.

En este contexto, durante la década de los años cuarenta, el Estado busca consolidar su política de comunicación a través de un impreso propio. Chiapas, un periódico oficial.

2. Chiapas. Turismo cultural.

En el contexto descrito sobresalen los siguientes aspectos:

· En Chiapas, la actividad literaria, ya fuera el periodismo, la narrativa o la poesía, se impulsaba a través de la educación y era divulgada en los medios periodísticos.
· El Estado tenía, y sigue teniendo, la responsabilidad de la preservación y la promoción de la cultura, por ende, de las artes. Después de 1910, el enfoque respondía a una política de corte social emanada de la ideología promovida por los personajes de la revolución triunfante.

· A Chiapas llegaron ideas y políticas desfasadas en el tiempo que se ajustaron a la dinámica propia de la entidad. Y,

· Ante la carencia de instituciones culturales sólidas, especialmente en las artes, los medios de comunicación fungieron como los promotores de la narrativa y la poesía.


2.1. Origen de Chiapas:

A lo largo del siglo XX aparecen impresos que llevan el nombre del estado. En la HFCG se encuentran ejemplares de periódicos y revistas que datan de 1916, 1922, 1928, 1929 y 1948, entre otras fechas, que corresponden a proyectos editoriales encabezados y patrocinados por diversas personas. En este contexto, bajo la administración del gobierno estatal aparece el periódico Chiapas. Un periódico que era dirigido por el periodista y escritor Armando Duvalier, en su equipo de trabajo estaba como jefe de redacción Santiago Serrano y jefe de publicidad Neftalí Marina; entre sus colaboradores destacan Franco Lázaro Gómez con ilustraciones, Enoch Cancino Casahonda con poesía y Eliseo Mellanes con notas y artículos. Un conjunto de personas que se integrarán con otras responsabilidades a otro proyecto oficial, la revista Chiapas que será el medio de comunicación del gobierno encabezado por el General Grajales a partir de 1948.
En el periódico aparecen varios poemas de un autor que se convertiría en ícono popular, Enoch Cancino Casahonda, “noquis”. En el número 105, del 3 de abril de 1948 aparece el siguiente texto:

Pausa incierta
 
A Pedro de Iriven
 
Amo
el sexo del viento,
amo el humo de los ferrocarriles,
y mi ansia se diluye en la quimera;
de sembrar rocas, como semilla de silencio,
y hacer que el mar no cante con sus olas.
Sin embargo,
la luna es mi aliento y el suspiro mi escudo.
Mi voluntad está abandonada en su sitio,
como una vieja columna,
como un tallo en el desierto, sola.
Pienso en la palabra de la amada,
en el agua que resbala
y besa el tiempo.
Pienso en lo que soy:
un ser que deberá encarcelar estrellas,
y que vive tan sólo del recuerdo
de una ausencia mil veces repetida.
En mí, que nutro de soledad,
de rutas siempre perseguidas
y nunca satisfechas…
que puedo decir yo del amor y del hambre…no tengo la tragedia entre mis sienes;
pero tampoco soy todo siglo veinte.
No diré que ni yo mismo me comprendo,
porque, ya no estamos para decir eso.
Tal vez mañana encarcele al viento,
por hoy, sigo tejiendo hilos de luna,
y amando el llanto gris de los ferrocarriles. (2)

Al cambiar la administración estatal, el general Francisco J. Grajales cambia el concepto editorial del periódico y lo convierte en una revista. En 1949, bajo la conducción de Armando Duvalier, en abril, nace la revista Chiapas, con la intención de difundir los atractivos turísticos de la entidad. El general Grajales tenía una idea especial sobre el desarrollo de Chiapas, mantuvo una visión política en la cual la intervención del Estado fue fundamental. Para la cultura también. Antes de asumir el gobierno, en 1948, refundó el Ateneo de Ciencias y Artes de Chiapas.

Chiapas, como revista, estuvo adscrita al departamento de Prensa y Turismo del Gobierno del Estado de Chiapas, factor que le da un perfil específico pues el contenido se centró en este aspecto económico. También se le dio espacio a la labor constructiva del gobierno en turno y a las actividades del mandatario local. Tal vez ésa sea una de las razones por las cuales la decisión del gobernador sobre la dirección de la revista recayó en un periodista con perfil intelectual, además de la labor realizada por Duvalier en el periódico gubernamental en la administración que le precedió.

Por ejemplo, para una de las líneas de difusión del turismo, la correspondiente a las monografías, el joven artista, historiador y arqueólogo, Jorge Olvera publica en el primer número un texto sobre Comitán, o el periodista y poeta Rosemberg Mancilla escribe una nota sobre las rutas aéreas de Chiapas. En este sentido, la organización de la difusión turística y de los textos mismos tenían una clara intención, dar a conocer los atractivos desde las siguientes ópticas: 1. Bellezas naturales, 2. Monografías, 3. Arqueología, 4. Tradición y, 5. Cultura.


2.2 Imagen y palabra

Eliseo Mellanes Castellanos, quien fungiera como pieza clave en los dos proyectos de Duvalier, el periódico en primera instancia y después en la revista, en una entrevista no publicada aún señala que la importancia de la revista no sólo fue la de difundir diversos aspectos turísticos de Chiapas, sino que tuvo la suerte de introducir el uso de nuevas tecnologías.

Así fue, con la máquina de impresión alemana que utilizó la revista, el producto final tenía una diferencia notable en relación al resto de las publicaciones de la época pues visualmente aprovecharon el uso de la imagen fotográfica. Esta tecnología le permitió a los editores acompañar a cada texto con imágenes gráficas. En ocasiones, las imágenes eran reproducciones de artistas plásticos locales como Franco Lázaro Gómez, Aníbal Gallegos, Héctor Ventura, entre otros. Aun así, la fotografía fue la técnica más utilizada para ilustrar las páginas de la revista.

Así, la revista también permitió la convivencia entre periodistas, escritores, científicos y artistas plásticos, haciendo de ella un espacio de convivencia intelectual. Aunque las relaciones formales de los intelectuales estuvieran sujetas a la institución ateneísta, y que a través del Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, la parte formativa se atendiera, Chiapas fue un espacio que redondeó el campo artístico local, bajo la sombra del Estado.


3. Intelectuales de Chiapas

La vida cultural del Estado estaba en auge, era el resultado de políticas iniciadas en gobiernos estatales locales que respondieron a lineamientos nacionales. En 1945, además del ICACH, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), con sede en la Ciudad de México, creó la Escuela de Artes Plásticas de Chiapas y la adscribió al INBA local.

En las ciencias, el interés por la flora y fauna hicieron que varios científicos decidieran radicar en Chiapas; nombres como el de Faustino Miranda y Miguel Álvarez del Toro dan fe. Para las ciencias sociales ocurría algo similar, Franz Blom y Gertrude Duby se establecen en el estado; y en esa década, se descubre oficialmente el sitio arqueológico de Bonampak.  

Este contexto se completa con algunos datos estadísticos. Según el censo de población de 1940 reportado por el INEGI, México tenía una población superior a los diecinueve millones, Chiapas no llegaba a los setecientos mil, en ese conteo; además, reporta que casi siete millones saben leer y escribir, en el país, y que en Chiapas es una cantidad que se acerca a ciento dieciséis mil personas que tienen esas habilidades. Los datos de 1950 indican que el país tenía una población cercana a los veintiséis millones, Chiapas andaba por los novecientos mil y Tuxtla Gutiérrez cerca de los cincuenta mil habitantes.


3.1 Los autores científicos, los escritores de ficción y los poetas.

Los datos anteriores dan fe de las contradicciones presentes en el contexto social que impactaron al campo cultural; por un lado, a mediados del siglo, la población chiapaneca tenía un índice de analfabetismo muy alto; por otro, la producción escrita era muy intensa.

Desde su primer número, Chiapas es un espacio en donde coexisten textos de corte periodístico con los de ficción, a un lado de escritos con características científicas está la poesía y la nota periodística oficial. Este aspecto se refleja también en la parte visual, hay fotografías de las actividades del gobierno, de lugares históricos e imágenes hechas a tinta o grabado, estas últimas como ejercicio independiente de la política y de las políticas gubernamentales.

La revista tiene dos épocas, aunque editorialmente son muy similares, la primera fue la que encabezó su fundador, Armando Duvalier. En la segunda, Jesús Agripino Gutiérrez está al frente de la publicación. Todo el tiempo, Eliseo Mellanes Castellanos funge como el jefe de redacción. Duvalier define el concepto editorial que tendrá a lo largo de su existencia, pero con Agripino, la parte cultural, la narrativa y la poesía, tienen un espacio más amplio. La revista no señala el cambio de épocas como tal, pues se organiza por números y tomos; pero se observa que la dirección de Duvalier va del número 1 al 11; en julio de 1950, justo para el número 12, y tomo II, se reporta en el directorio a Gutiérrez como el director.

En total, aparecieron 34 números de la revista, en un periodo que comprende cuatro años, de abril de 1949 a noviembre de 1952, con circulación estatal y periodicidad mensual. Como un dato especial debe mencionarse que la revista publicó por lo menos cuatro separatas en 1951. El contenido de éstas versó sobre la narrativa, la poesía y sobre otros aspectos culturales. Bajo la conducción de Duvalier, la revista publica muy pocos textos narrativos o poéticos, hay una presencia constante de escritos de difusión científica; al asumir la conducción. Jesús Agripino incrementa la presencia de la narrativa de ficción y de la poesía, como se observa en la tabla 2. Incluso crea un espacio que es nombrado “La expresión emocional”, una sección dentro de la revista que permite la publicación de poemas.

La revista abrió un espacio para la difusión del conocimiento generado por los científicos de la época. Su labor fue fecunda y constante lo que permitió la reflexión intelectual desde la escritura. Aunque tenía un perfil turístico, lo cual incidió en el tipo de textos que se incluyeron dentro de sus páginas, hay reflexiones en torno a la mujer, al indigenismo, sobre las artes, y, especialmente, sobre diversos tópicos naturales e históricos de Chiapas y sus pueblos. Por eso, no es extraño que abunden las monografías, a veces con características poéticas, otras, con acento histórico.

Dentro de las personas con una formación científica destacan los nombres de: Jorge Olvera, Frans Blom, Gertrude Duby, Faustino Miranda, Miguel Álvarez del Toro, Donald B. Cordy, Eliseo Mellanes Castellanos y Eduardo J. Albores. Un notable grupo que también tuvo un papel importante en otras instituciones gubernamentales y de intelectuales.


3.2 Ficción y poesía en la revista

Después de Duvalier, la aportación de Gutiérrez está en la inclusión de escritores que produjeron textos de creación literaria. La presencia de este tipo de escritos es abundante a partir del número 14-15, una revista que salió dos meses después de su fecha normal y que, por tanto, fue una revista doble. Independientemente de esta situación, como puede observarse en la tabla 3, Chiapas tiene entre sus páginas 9 leyendas de 6 autores, 7 relatos correspondientes a 7 literatos, 7 cuentos de 5 perrsonas, y 46 poemas de 30 diferentes escritores. Es decir, un número considerable de textos que fueron escritos por otra cifra considerable de personas. Chiapas, como medio de comunicación también fue un espacio que convocó a los escritores locales que producían, en ese momento, obra de creación literaria, ya fuera a través de la rescritura de leyendas, la publicación de relatos propios o, a través de la poesía.

La diversidad de autores es sobresaliente en la rama poética, pues son 30 los participantes. En la cuentística tenemos una producción menor, y la variedad de autores también es mínima. Pasa lo mismo con el relato y con el rescate de las leyendas. En el conjunto, al revisar los nombres, Armando Duvalier sobresale, no sólo porque fungió como fundador y primer director de la publicación, sino porque participa con textos poéticos y con cuentos, además de publicar textos de carácter periodístico. En poesía, puede observarse que, a diferencia de las otras ramas, la presencia de escritoras es relevante, aunque todavía muy inferior. Son cuatro mujeres quienes publican 8 textos. De ellas, Gloria Grajales es la más productiva con 4 textos, uno más que Enoch Cancino Casahonda, quien tiene 3; Mariano Penagos, 3; o Luis García, también con 3.

A lo largo de los años, se consolidaron algunos nombres que ahí publicaron, como es el caso de Enoch Cancino o Armando Duvalier. Un caso aparte es el de Rosario Castellanos pues ella construyó su trayectoria fuera del estado, sin dejarlo a un lado.

Chiapas, la revista, fue un espacio para las artes y la cultura local. Bajo la sombra del turismo y el patrocinio gubernamental logró reunir a los escritores locales para que ahí dieran a conocer parte de su producción. Los escritores locales la hicieron suya, especialmente aquellos que no migraron hacia el centro del país, son autores que apostaron a hacer sus aportes desde su localidad y están presentes a través del tiempo en las páginas de esta publicación oficial.

En ella está presente parte del campo cultural, se pueden analizar otros aspectos como el de las relaciones y hábitos que en él se construían. La presencia gubernamental es relevante e indica que la cultura tenía un espacio propio pero que no era independiente de la política, por eso, los textos presentes en las páginas revisadas abordan temas que van del indigenismo a la vida íntima de las personas, pero nunca hacen las veces de catalizador social en donde se observen las contradicciones del sistema o de la sociedad misma.


3.3 Chiapas y la revista Ateneo. Se funda una tradición.

A manera de colofón, el contexto social de la época generó condiciones especiales para el éxito de la revista como agente cultural. Respondió a las condiciones que desde la óptica gubernamental encajó muy bien en una política paternalista sobre la sociedad y en la interpretación que la autoridad hizo de las condiciones sociales en el ámbito de la cultura. El general Grajales dejó que los intelectuales hicieran su trabajo y logró mantenerlos en línea con la política impulsada en su administración.
Al ser una entidad federativa con altos índices de analfabetismo, dispersión y pobreza, Chiapas contó con una revista que buscaba impulsar el turismo y que utilizó la cultura como medio de atracción. Al hacerlo así, también dio inicio a otra tradición que fue acompañada por otra publicación, la revista Ateneo, cuya línea fue la aportación más importante en la búsqueda de la autonomía del campo cultural pues sus páginas solo abordaron temas de ciencia y arte. Al revisar Ateneo, encontramos a las mismas personas que participaron en Chiapas.

La periodicidad de Ateneo fue distinta a la de Chiapas pues era semestral, sin embargo, solo llegó a publicar 7 números en 7 años. La secuencia Chiapas-Ateneo se continua con otra revista de corte oficial, pues era el órgano de comunicación de un organismo educativo, ICACH. Nuevamente se observa la continuidad editorial de Ateneo y la presencia de las mismas personas que en Chiapas participaron.

¿Qué nos deja esta línea de continuidad editorial, a veces interrumpida? Además de una tradición que lleva a pasar por las páginas de Tertulia, y llega a la Revista de ciencias de la UNICACH y a Liminar. Revista de ciencias sociales, tal vez, lo que Colombres señala como la necesaria presencia de una cultural de élite en un sistema más amplio, donde la cultura popular también está presente y hace una honda diferencia con la cultura para las masas, tal vez.



Fuentes consultadas:



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El clavel rojo. N° 4, Tomo 1, 11 de Agosto 1901, Comitán, Dir. L. Porfirio Gordillo.



El Eco . N° 1, Año 1, 06 Junio de 1910, Tuxtla Gutiérrez, Dir. E. Barroso



La Revista Chiapaneca. N° 4, Tomo 1, 30 Agosto 1908, San Cristóbal de las Casas, Dir. Manuel Suárez.



Revista Ateneo. Número 1. Marzo de 1951. Tuxtla Gutiérrez.


Revista Ateneo. Número 2. Abril-junio de 1951. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Ateneo. Número 3. Enero-marzo 1952. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Ateneo. Número 4. Abril-junio de 1952. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Ateneo. Número 5. Enero-abril de 1954. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Ateneo. Número 6. Mayo de 1956. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 1. Abril 1949. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 2. Mayo 1949. Tuxtla Gutiérrez.


Revista Chiapas. Número 3. Junio 1949. Tuxtla Gutiérrez.



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Revista Chiapas. Número 5. Agosto 1949. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 6. Septiembre 1949. Tuxtla Gutiérrez.



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Revista Chiapas. Número 8. Diciembre 1949. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 9. Enero 1950. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 10. Febrero 1950. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 11. Abril 1950. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 12. Julio 1950. Tuxtla Gutiérrez.
Revista Chiapas. Número 13. Agosto 1950. Tuxtla Gutiérrez.





Revista Chiapas. Número 14. Septiembre 1950. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 15. Octubre 1950. Tuxtla Gutiérrez.




Revista Chiapas. Número 16. Noviembre 1950. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 17. Diciembre 1950. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 18. Sin fecha 1950. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 19. Febrero. Tuxtla Gutiérrez.


Revista Chiapas. Número 20. Marzo 1951. Tuxtla Gutiérrez.




Revista Chiapas. Número 21. Abril 1951. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 22-23. Junio 1951. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 24. Julio 1951. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 25. Agosto-septiembre 1951. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 26. Octubre 1951. Tuxtla Gutiérrez.


Revista Chiapas. Número 27. PENDIENTE.



Revista Chiapas. Número 28. Enero 1952. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 29. Febrero-marzo 1952. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 30. Abril-mayo 1952. Tuxtla Gutiérrez.



Revista Chiapas. Número 31. Junio-julio 1952. Tuxtla Gutiérrez.
Revista Chiapas. Número 33. Octubre 1952. Tuxtla Gutiérrez.

Revista Chiapas. Número 34. Noviembre 1952. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.1. Junio 1959. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.2. Septiembre 1959. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.3. Diciembre 1959. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.4. Junio 1960. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.5. Diciembre 1960-marzo 1961. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. Suplemento. Junio de 1961. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.6 y 7. Enero-diciembre 1961. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.8. Enero-junio 1962. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.9. Julio-diciembre 1962. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.10. Enero-junio 1963. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.11. Julio diciembre 1963. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.12. Enero-junio 1964. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.13. Julio-diciembre 1964. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.14. PENDIENTE.

Revista ICACH. No.15. Enero-Junio 1965. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.16 y 17. Enero-diciembre 1966. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.18. Enero-Junio 1967. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.1 (19). 2ª época. Enero-Junio 1970. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No. 2 y 3 (20 y 21). 2ª época. Julio 1970-junio 1971. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.4 (22). 2ª época. Julio-diciembre 1971. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.5 y 6 (23 y 24). 2ª época. Enero-diciembre 1972. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.1. 3ª época. Julio-diciembre 1987. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.2. 3ª época. Enero-junio 1988. Tuxtla Gutiérrez.

Revista ICACH. No.3. 3ª época. Julio-diciembre 19888. Tuxtla Gutiérrez.






[1] Para ahondar en el tema de la cultura y la identidad puede recurrirse a Gilberto Giménez, quien publica en dos tomos un conjunto de reflexiones sobre el tema que van acompañados de una antología de textos que soportan sus reflexiones y que ofrecen la perspectiva de otros autores.

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