Después de los 15,000; la cuenta sigue...

domingo, 24 de enero de 2016

El libro de Adán (Primeras palabras publicadas y traducidas sin revisión)

Tablilla 3: Las alas de Lilith

En aquellos días, antes de que el sol y la luna tuvieran nombre, entre la vegetación habían seres de todo tipo, algunos de ellos ya no existen porque la naturaleza y el tiempo han dejado su huella sobre el mundo y han cambiado las formas en que los seres vivos habitan el planeta. Algunos de ellos nunca fueron vistos, ni se conserva resto alguno, aunque todavía hoy caminen entre nosotros. Hay algunos que se han convertido en leyendas como la que he oído en mi peregrinar por los mares allende las fronteras:


     La banshee

Cuando pudo llegar al embarcadero su corazón eclipsó. El barco había zarpado sin él. Cómo describir su desolación pues había perdido su más grande propiedad. Y no es que el navío le importara mucho, en cada oportunidad había vendido el que tenía para hacerse de otro. Pero esta vez, con la nave se iba su libertad.

Preguntó con una y otra persona. Buscó entre sus recuerdos. No lo halló.

Se quedó por tres días con sus noches en ese puerto de maldición. Porque su alma se había extraviado maldijo a los dioses y éstos decidieron cobrar la afrenta. Tres noches seguidas no pudo dormir, sonidos extraños lo mantenían despierto, justo cuando empezaba a ensoñar, oía cosas, ruidos, gritos, notas musicales desafinadas y sin sentido; y cada mañana reclamaba, pero no le creían. Por eso lo expulsaron, porque los otros huéspedes empezaron a oír cada vez más intenso y más cerca lo que él contaba.

Cuando salía, le gritaron que se llevara con él a “La banshee”.


Como ésa, oí muchas historias más que no tiene caso escribir, por ahora. Sólo es un ejemplo de seres que dicen hoy son imaginarios pero que yo sé que existen desde tiempos muy remotos, lo sé de cierto. También he visto aves de inmensos colores que, celosas, decidieron robarle a las flores sus colores, como aquélla que quería beber del caliz más sagrado, eso creía, para poder encontrar la pareja perfecta y encontrar, así, el amor.

En una ocasión, me contaron, Lilith pescó al ave ladrona y con sus plumas, hizo un par de alas que luego, se sabe muy bien, fueron usadas para que Pegaso pudiera ayudar al ser humano en su lucha con seres mitológicos de antaño.


Autor: Rafael Araujo. Sin título. Gouache.

domingo, 10 de enero de 2016

El libro de Adán (Primeras palabras publicadas y traducidas sin revisión)

Tablilla 2: La flor prohibida

Una de las flores prohibidas nació ahí. No sabría decir si en el mismo lugar donde estuvo el cuerpo de Nuestro Gran Señor porque eso sucedió muchos años antes de que yo o cualquier otra persona pisara esa inmemorial tierra.
Autor: Rafael Araujo. Título: Flor Prohibida. Técnica: Gouache.

Me dijo el viento que YHV la prohibió porque le recordaba al ángel radiante que cayó por su soberbia y porque lo retó en belleza. Sospecho que es uno de los atributos más importantes cuando se habla de poder pues la belleza es un atributo construido que se impone de acuerdo a criterios previamente establecidos y que dan fuerza a quien así lo decide.
Con palabras que nadie quiere repetir fue señalada como símbolo de desafío al poder divino pero, en su corazón, el Señor tuvo piedad de ella pues Él mismo, en su divina sabiduría y amor, la creó para regocijo de quienes habitan el mundo, especialmente en aquellos días de pureza e inocencia donde hombres y mujeres aún no habían sido creados. De esa manera esta flor de extrema hermosura tuvo la fortuna de seguir existiendo y reproducirse.
Mucho tiempo pasó antes de que existiéramos. En algunos lugares esta bonita flor crecía y moría continuamente, mientras que en otros sitios no pudo reproducirse y por eso no existe ahí. Así, cerca del Árbol del Bien y del Mal, cerca del río que nutre la vegetación, se veía una planta radiante porque en todo tiempo tenía de estas primeras flores cuya forma recuerdan los misterios de la vida y de la procreación. Sus pétalos invitan y protegen una vulva cavernosa de donde nace una lengua húmeda que invita al amor.
Autor: Rafael Araujo. Título: Orquídea del paraíso. Técnica: Gouache.

Dicen que esa planta supo por el agua divina que Dios estaba pensando en mujer y que visitaría el lugar para formarla de sus pétalos, tallos y hojas para que pudiese forjar un ser bello y radiante. Así, la planta decidió morir para no entregar sus secretos a ser creado alguno.
Cuando YHV llegó, no había arbusto, ni flor alguna. Pero en su grandeza, pensó y usó la tierra donde estuvo alguna vez la planta de las orquídeas para formar a la primera mujer. Le agregó agua del río. Amasó por horas hasta lograr la consistencia perfecta. Del sol agarró una llama y coció la figura. Cuando el barro tuvo firmeza, sopló sobre el rostro y le dio vida. Se dio cuenta que no había fracasado, la llamó Lilith y pensó en crearme del mismo lodo, así lo hizo.

sábado, 2 de enero de 2016

El libro de Adán (primeras palabras traducidas y publicadas sin revisión)

Tal y como fue hallado en el interior de una vieja Ceiba.

Tablilla 1
Hubo un lugar, un espacio donde Dios, llamado YHV, tuvo la idea de reposar y dejar que sus sueños crecieran. Como esos sueños fueron generados por el mismísmo Ser Supremo, creador y dador de la vida, éstos salieron y se fueron por el mundo, solo Dios sabe a dónde llegaron.

Foto: Rafael Araujo. 2016.

Está grabado en las piedras más antiguas el sitio exacto de tal acontecimiento pues no es común que YHV se dé un momento de reposo y solaz esparcimiento.
Ese territorio tenía las primeras plantas. Las había en abundancia, de grandes dimensiones y de innombrables colores. No se pueden describir los olores que desprendían las flores y frutos que producían. Tantos y tan relucientes eran los colores que las aves, a veces con un poco de envidia, tuvieron que usarlos como pigmentos en la hora de buscar pareja.
Es difícil nombrar todos y cada uno de los seres vivos que transitaban por los senderos que atravesaban el lugar pues los había en tal cantidad y variedad que muchos de ellos hoy ya no se ven más. Menos sencillo es decir a dónde se dirigían las veredas porque uno caería en mentiras que son castigadas como pecados porque ese lugar es santo.
Se dice que cerca del campo donde reposó el cuerpo de Dios, bajo la sombra de algunas plantas de enormes hojas que le sirvieron como manta, había una casa de una sola pieza y que ésta servía como refugio para los sentimientos que solían estar vagando día y noche y que, solo cuando querían descansar, entraban para protegerse de las inclemencias de las noches sin luna.
Lo que no está escrito, pero que se sabe, es que ahí, donde reposó YHV, uno de los sueños se quedó justo en la sombra inmaculada del Santísimo. Como el sueño del Señor es como él mismo: eterno, este sueño fue penetrando la suave tierra donde reposaban ambos seres hasta que el primero se levantó, sacudió sus vestiduras blancas y deslumbrantes, se calzó de nuevo y se fue.
En el instante de su partida, la sombra de su cuerpo desapareció y los rayos de un sol nuevo y matinal cayeron en caricias sobre el polvo donde, unos metros abajo, estaba el sueño dicho. Ahí, a los siete días justos, luego de un amanecer lleno de gotas de rocío puro y transparente, nació la planta que muchos años después sería llamada Árbol del Bien y del Mal. Se cree que este sueño sirvió como semilla y que Dios no lo dejó por casualidad. Él quiso que este sueño, nacido en su corazón, se quedara ahí, justo entre la naturaleza y la casa de piedra.
Ahora que escribo estos recuerdos, veo que este suceso parece una metáfora de la vida y la muerte porque cuando una persona fallece, se entierra para que la vida siga. Lo que me inquieta es saber si la metáfora también incluye las tentaciones que se presentan en la oscuridad del subsuelo.